jueves, 20 de enero de 2011

SR. CHINARRO. "El ventrílocuo de sí mismo" (2003)


Quizás "El ventrílocuo de sí mismo" no supere a los dos ultimos trabajos, "El mundo según", y "Ronroneando", pero si que fue el comienzo del cambio, de la aparición de la melodia mas o menos definida dentro de ese mundo tan maravilloso creado por el fabuloso Antonio Luque.

A él debemos la aventura de este grupo, (a mi modo de ver, el mejor de estos lares), que tanto nos ha hecho soñar, despilfarrar palabras, especular con las flores en medio de un prado de burbujas sibilinas. Ningun combo como ellos para hacer del surrealismo en sus letras un juego de plastelina para nuestro corazón, nadie como Luque para destripar versos que sin sentido nos apabullan.

Este año pasado, tras duros dos años de estudio, conseguí aprobar una oposición. Las ultimas semanas en la biblioteca, este cd era el que me llenaba de fuerzas, el que me radiaba espasmos de clorofila, mientras caía por la torre vigilante del hastío y el sopor. Quizás por eso, tengo tanto cariño a estas maravillosas canciones, a ese monumento para la felicidad, para los silbidos de corazón.

Aprobé, el ventrílocuo dejo de garabatear postales en el aire para esparcir sus odas por el mar de la tranquilidad. Pero bueno, voy a parar, que esto es una crítica de disco, y si sigo asi me voy a convertir en seglar de la obra del sevillano insigne.

¿Qué oímos en "El ventrílocuo de si mismo"? Aqui esta evolucionada la filosofia musical que comenzo con "Cobre cuanto antes" (2002) y que ya intuimos en "El porqué de mis peinados (1997). La claridad que huye de lo críptico, lo cotidiano como folkclore sentimental, y sobre todo himnos que me hielan la sangre como "Los carteles", donde no puedo más que ver mi brazo para notar el erizamiento de los pelos en una procesión anarquica hacia el sino de la lirica perfecta: "Que feliz un tonto con un lápiz".

Describir el continental orbe de Luque seria como para empezar a estudiar el firmamento. Cada canción contiene un misterio, cada tristeza está acompañada por el rocío de la alegria, por el maremoto de lo increible. "Me gusta el telón" se arrastrá por el pop, haciendo que nos caigamos de repente en un trance de niño.

En "Todo el mundo al suelo", las guitarras se divierten en el coro de la garganta de Luque, participando de la diversión, de sus historias tan suyas, de su mapa se sensaciones. Y la mejor, "Marrones", escúchala y tiembla antes de pintar con un tenedor una montaña de nubes de fuego, antes de dormir en un vaho de felicidad. Que grandeza compositiva, que sonido tan depurado, que bien que existan en el páramo grupos como Sr.Chinarro para no caer en la apatía de todo es una mierda.

Cuando me compre en su dia el primer lp, "Sr. Chinarro" (1994), no podria pensar que esa oscuridad primigenia iba a transmutarse en este arcoiris resplandeciente que son los ultimas producciones de Sr.Chinarro.

¿Cuántos grupos conoces que no te canses de escuchar sus discos una y otra vez? ¿Donde se halla el maná que transmuta la musica en orfebreria para el resto de los dias? Dicen que en Sevilla han avistado extraños seres que pernoctan en cantinas sin bebida esperando la llegada de un hit de la esperanza, de una hogaza de cariño. Grande Luque.

1 comentario:

Paco la urraca dijo...

Grandísimo Luque y grandísimo Carlos. ¡Qué reseña tan bonita, tan buena! Me alegra que entres con tanta pasión en esta nueva etapa de tu blog, de tu interminable viaje sonoro.
¿Sabes cómo empecé el curso con los chicos de Literatura universal? Con Los ángeles de Sr. Chinarro. Y gustó, y,lo más importante en clase, sorprendió.