lunes, 3 de marzo de 2014

OLAFUR ARNALDS. "For now i am winter" (2013)


Este disco es un bálsamo. El islandés Ólafur Arnalds, con este su noveno largo, ha conseguido que durante dos días una extraña melancolía me posea. Se ha hecho fuerte en mi ánimo, ha cogido las riendas y se ha puesto a brincar por los pastos de la tristeza. Es como cuando me drogué con los pianos lánguidos de Craig Amstrong.

Partiendo de la salida, "Sudden throw", lirismo artesanal, cuerdas que parecen mecer margaritas, y viendo la portada nebulosa del álbum, no te queda otra cosa que cerrar los ojos y dejarte llevar por esta enorme ola de tranquilidad buena, de paz interior.

"Brim" es minimalismo con toques electrónicos, golpes al aire, matamos el viento y traemos una flema del cielo. La que titula esta aventura cuenta (como otras del cd) con Arnor Dan como voz para describir en que estado se encuentra el alma cuando viene la primavera sonando tréboles desde un horizonte negro que se clarea con el recuerdo de lo que amamos.

Compositor de cámara inclinado a las florituras de un pop para sensibilizar a tu alma, Ólafur se ha salido con este "For now i am winter". "Words of ambers" está conducida por el piano, que se moja las teclas con las lágrimas de una emoción no fingida, de una catarsis por la sobriedad del sentir.

Cada nota de este disco es una andanada libre de prejuicios para llorar o un disparo al aire de palabras que se entretienen en el vaho mañanero para no salir desbocadas en unas jauría loca de expresiones marchitas. Ólafur siempre lo consigue.

Cada track es un sorbo de íntima sensación de sueños perpetuos. "Reclaim" con Anror en la voz es pop para perforar en el suelo agujeros y plantar semillas de flores aun desconocidas. Luego, tras reponerte del vendaval, te pones "Hands be still" con sus programaciones leves, con sus licores de fiebre en cada porción del disco. Para aplaudir con los párpados algarabía interior.

"Only the winds" es una hormigueo que no cesa, son los latidos del corazón que al compás del tema se convierten en una pieza más de este enjambre maravilloso. Solemne y espiritual, capaz de provocarnos arritmias en la voz, Arnalds me tiene triste. Me paro en los soportales de mi casa e intento preguntarme de donde viene esta extraña sensación de aturdimiento.

La música, una vez más, como termómetro de nuestras urgencias, como banda sonora de nuestro ánimo, acicate o abrazo, arañazo o beso. La necesidad de sentir el silencio para poder hablar, la voluntad de sumergirme en este laberinto, para poder llegar.....


2 comentarios:

silvo dijo...

Y con lo necesitados que estamos de tranquilidad,viene genial, saludos

Carlos dijo...

Sosiego, calma, rugir de la ausencia, espuma del mar.....